sábado, 13 de diciembre de 2008

LA HIPERTENSION ARTERIAL (I)

La sangre circula por nuestras arterias y venas gracias a unos gradientes de presión. Cuando la sangre oxigenada, arterial, sale del ventrículo izquierdo hacia la gran arteria aorta, lo hace con una alta presión, que permite que sea capaz de llegar a todos los rincones del organismo. Cuando regresa por las venas hacia la aurícula y el ventrículo derechos, lo hace a baja presión,

El aumento de los niveles normales de la presión por la que circula la sangre por nuestras arterias se denomina hipertensión arterial (HTA)

Realmente desconocemos las causas de la HTA en la mayoría de los pacientes. Sabemos que los niveles de la presión arterial van aumentando a lo largo de la vida, de forma que mientras en la edad infantil solo se encuentra un 5% de hipertensos, en edades ancianas se llega a un porcentaje del 70% de personas que superan los niveles recomendados por las sociedades científicas. Esta HTA, que es la más frecuente, se denomina “Esencial”, que es una manera fina de decir “de causa desconocida”.

Cuando la HTA se presenta en épocas precoces, o cuando es muy súbita, o se acompaña de unos síntomas (lo que nota el paciente) o signos (lo que identifica el médico en la exploración física del enfermo) determinados, podríamos estar en presencia de una hipertensión “secundaria”, es decir, de causa diagnosticable y potencialmente tratable o incluso curable. En estos casos concretos, poco frecuentes, merece la pena realizar exploraciones más sofisticadas para intentar averiguar la causa de la HTA (estrechamiento de algunas arterias, tumores de las glándulas suprarrenales, otras enfermedades endocrinológicas, por ejemplo), pero en la gran mayoría de los pacientes estas pruebas no serán necesarias, porque, como decimos, la HTA suele ser de causa desconocida o esencial.

Pero lo que si podemos hacer, además de intentar devolver las cifras de TA a la normalidad mediante el tratamiento adecuado, es evaluar el posible daño que la HTA haya causado en nuestro organismo. Por eso, si su cardiólogo le solicita una radiografia de tórax o un ecocardiograma , por ejemplo, no lo hará en la mayoría de los casos para saber la “causa” de su hipertensión, sino para saber si la hipertensión ha producido ya daños en su corazón u otros órganos.  

El aumento de presión hace que el deterioro de las arterias sea superior al normal, por lo que se producen lesiones en múltiples órganos: las propias arterias, los riñones, el cerebro, la retina, el corazón, etc. En el caso específico del corazón, la hipertensión provoca un aumento del trabajo que hace el miocardio para expulsar la sangre hacia la aorta, ya que, al tener que vencer mayor resistencia, necesita realizar un esfuerzo superior. Este esfuerzo extra suele conducir a la Hipertrofia Ventricular Izquierda, situación en la que el miocardio aumenta de grosor y que es un predictor de mal pronóstico. Por eso es tan importante mantener la presión dentro de las  arterias en límites normales.

 Valores normales de la presión arterial

La Presión arterial se mide en milímetros de mercurio, pero más frecuentemente se expresa en centímetros de mercurio. Es decir, 140 mm de mercurio (mmHg) es lo mismo que 14 cm de mercurio. Lo que significa que una tensión de 140/80 es lo mismo que 14/8. 

Se considera que la presión arterial está elevada cuando la  sistólica o “máxima” es superior a 140, y/o la diastólica o “mínima” es superior a 90. Ambos valores expresados en milímetros de mercurio (mm Hg)

Sin embargo, lo deseable es no llegar a estos valores. Recientemente se ha acuñado el término normal-alta para referirnos a valores superiores a 130/80, y podemos decir que la TA óptima sería en torno a 120/80, pero ello no quiere decir que se necesite comenzar a tomar medicinas a partir de estos niveles. Además, como la presión (término siempre equivalente a “tensión”) arterial no es “plana”, sino que es una línea quebrada, con oscilaciones en los diferentes momentos  del día y la noche, es preciso asegurarse, antes de empezar un tratamiento con medicamentos, que un número suficiente de las tomas está por encima de los valores aceptables. Habitualmente se hacían diferentes tomas en consulta, en días distintos, para cerciorarnos de que el paciente era un verdadero hipertenso, pero en la actualidad es más práctico recurrir a la denominada MAPA, o “Monitorización Ambulatoria de la Presión Arterial”, también conocido en términos coloquiales como “Holter de Tensión Arterial”, aunque el eminente cardiólogo Dr. Holter no tuviera nada que ver con su desarrollo.

La MAPA es muy útil para diferenciar a los verdaderos hipertensos de los hipertensos de “bata blanca”, que tienen siempre cifras elevadas de tensión en las consultas y normales en su vida cotidiana. También se utiliza para evaluar la respuesta al tratamiento con medicamentos.

No todos los hipertensos necesitan comenzar desde el principio un tratamiento con medicamentos. En los casos de hipertensión grado I (cifras hasta 160/100), se aconseja comenzar con medidas higiénico-dietéticas, y sólo añadir fármacos si éstas son ineficientes y la hipertensión persiste.

Cuando se diagnostica una HTA grado II (cifras superiores a 160/100) si que se recomienda comenzar inmediatamente con tratamiento farmacológico, aunque las medidas no medicamentosas también son muy importantes.

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Enhorabuena por el blog en general. He leido ya varios artículos y es de agradecer el esfuerzo en tiempo que dedica para que las personas que no conocemos la medicina, podamos entender algo mejor los conceptos dentro de la cardiología