Cuando una persona cree que tiene taquicardias, lo primero que debe comprobar es que efectivamente las tiene. Como dijimos en el primer apartado dedicado a las taquicardias, se considera que se tiene taquicardia cuando las pulsaciones están por encima de los 100 latidos por minuto.
La forma más sencilla y al alcance de todos para saber si efectivamente se tienen taquicardias es contarse las pulsaciones, lo que se suele llamar “tomarse el pulso”. Esto puede hacerse en cualquier circunstancia, con la sola ayuda de un reloj con segundero, y permitirá al propio paciente o a un acompañante, comprobar la velocidad que tiene su corazón. Si ésta es inferior a 100, entonces no hay taquicardia, simplemente se perciben las pulsaciones como rápidas, pero habitualmente sin mayor importancia. Si la frecuencia es entre 100 y 120, generalmente la taquicardia será sinusal, que como hemos dicho, suele deberse a problemas ajenos al corazón, la mayoría de las veces relacionados con la ansiedad o el estrés. Y si la frecuencia supera los 140-150 por minuto, entonces la posibilidad de que se trate de una verdadera taquicardia paroxística es alta, especialmente si el paciente nota que se le quita “de golpe”.
En caso de duda, debe acudir al cardiólogo, exponiéndole sus síntomas con claridad. El diagnóstico puede requerir paciencia, hasta que se consigue registrar la taquicardia en un electrocardiograma o en un Holter. Posiblemente se le hagan también pruebas diagnosticas adicionales, como un ecocardiograma, para descartar que haya alguna enfermedad asociada.
El correcto diagnóstico de una taquicardia paroxística es importante, ya que las posibilidades de curación son muchas. Las denominadas “taquicardias paroxísticas supraventriculares” pueden curarse, en la mayoría de los casos, mediante un “Estudio electrofisiológico” (abreviadamente EEF), procedimiento que consiste en introducir un catéter hasta el corazón, a través de la vena femoral, en
El EEF puede ser largo, ya que todo se hace según un protocolo y con sumo cuidado, y a veces desagradable en cuanto a que es poco grato estar en una camilla sin moverse durante dos o tres horas; se realiza con anestesia local para que no duela el pinchazo en la ingle, pero el paciente está despierto, ya que a veces tiene que colaborar (tose, respira…). Por lo demás es indoloro, aunque algunos pacientes refieren dolor tolerable en el momento de
Terminamos aquí la descripción de las “Taquicardias paroxísticas supraventriculares”. Obviamente, me he limitado a exponer conceptos generales y relativamente sencillos de entender, ya que a veces la complejidad es muy alta. Si tiene alguna duda (recuerde, nada de tratamientos particularizados), mándeme un correo e intentaré resolverla o aconsejarle la mejor manera de abordarla.
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