lunes, 26 de enero de 2009

LA ANGINA DE PECHO Y EL INFARTO DE MIOCARDIO (I).



Cuando las arterias coronarias no son capaces de aportar la sangre “oxigenada” que necesita el corazón para realizar correctamente su función de bomba, hablamos de la “ENFERMEDAD CORONARIA”. El término “CARDIOPATÍA ISQUÉMICA”, de uso más profesional, significa lo mismo, ya que “CARDIO” es el corazón, “PATÍA” en medicina quiere decir “enfermedad”, y la ISQUEMIA es la falta de aporte sanguíneo a un tejido. CARDIOPATIA ISQUÉMICA, por tanto, es la “enfermedad que se debe a una falta de aporte sanguíneo al corazón”.

La causa más frecuente de enfermedad coronaria es el depósito de placas de colesterol o ateromas en las arterias coronarias, proceso conocido como “arteriosclerosis” o “aterosclerosis”. Cuando las placas van creciendo se obstruye el vaso y disminuye su calibre, permitiendo el paso de cada vez menos sangre. La arteriosclerosis no afecta sólo a las arterias coronarias, sino que también es muy frecuente en las arterias cerebrales, renales, abdominales, de las extremidades, etc.

En la figura pueden verse dos grados diferentes de placas de arteriosclerosis. Imagínese una tuberia cortada de través. La placa de la izquierda es una placa de tamaño moderado, que permite a la sangre circular por aproximadamente un 50% de la luz arteria. En la placa de la derecha, la luz disponible ha ido disminuyendo, reduciendose a aproximadamente un 10%.

Cuando el miocardio no recibe la sangre necesaria se produce la ISQUEMIA, y la consecuencia más habitual es que aparezca el cuadro clínico de la ANGINA DE PECHO, caracterizado generalmente (hay excepciones) por un dolor u opresión en pecho, espalda, cuello, hombros o brazos. Si la falta de sangre es transitoria, cuando el equilibrio entre NECESIDAD y APORTE se restablece, todo volverá a la normalidad. Desaparece la ANGINA y el miocardio (recuerde, músculo cardiaco) sigue funcionando normalmente.

Pero si la ISQUEMIA o falta de riego es prolongada, se producirá un INFARTO DE MIOCARDIO, que es la muerte de las células que no han recibido la sangre necesaria durante mucho tiempo (necrosis). Esta muerte es irreversible, y, a no ser que el riego se restablezca rápidamente por el tratamiento administrado, las células nunca volverán a funcionar. El tejido muerto es sustituido por una cicatriz, que no tiene capacidad de contraerse, lo que significa que el músculo cardiaco pierde parte de su energía contráctil.
Obviamente, la importancia del infarto dependerá de la EXTENSIÓN y LOCALIZACIÓN de la zona muerta o NECROSADA. Cuanto mayor sea el infarto, peor, ya que más se reducirá la capacidad de bombeo del corazón; y en algunas localizaciones, como el tabique que divide a los dos ventrículos, puede ser todavía más dañino..

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